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“En un bosque de hoja caduca” de Gonzalo Moure Trénor.

MOURE TRÉNOR, Gonzalo: “En un bosque de hoja caduca“. Ilustraciones de Esperanza León– Grupo ANAYA, S. A., 2006. Literatura Infantil y Juvenil. 118 páginas.

Lucía Alfaro es una mujer adulta que quiere recuperar en su memoria las sensaciones vividas de la niña de 12 años que fue. Con esa edad decidió vivir el sueño de su abuela, que ya no estaba.

El título del cuento es el lugar donde trascurre la historia del cuento escrito por su abuela. El bosque de la Senda es el escenario encantado donde cualquier cosa puede ocurrir.

Lucía, niña adulta, quiere escribir la vivencia de la niña, Luchinia, en el bosque. Es un recuerdo que quiere recuperar para un/a lector/a que viva a través de su experiencia. Escribe el cuento en honor a su abuela. A ella le gustaban los bosques de hoja caduca como el de la Senda.

Recuerda y escribe todo aquello que su abuela le dijo y enseñó: “Me gusta escribir porque es hacer magia con las palabras”, “Si no sientes tristeza, no sabrás a qué sabe la alegría”. “La vida es una dura maravilla, una angustiosa delicia”. “El mundo es un bosque de caducas… almas”. “La angustia puede llevar al fin, al gozo, que la tristeza nos permite saber lo que vale la alegría”.

Hablando de los adjetivos en un escrito, dice: “Todo lo que no hace falta, sobra“. Frase que fue el epitafio en su tumba.

Las ilustraciones del cuento, de Esperanza León, son de gran belleza. Emplea una gama de grises hasta el negro y de tonos sepias, rosas hasta el granate, incluyendo el rojo. Son muy expresivas y fieles a las palabras escritas.

Tengo el placer de haber conocido al autor, Gonzalo Moure, en la entrega del galardón “Cervantes Chico” en Alcalá de Henares –ver entrada del día 8 de octubre de este año-. Las palabras que dedicó al público en el Teatro Salón Cervantes, fueron sublimes, llenas de coherencia con su obra, de respeto, sensibilidad. Es un hombre tranquilo, cercano, lleno de amabilidad y muy comprometido con las diferencias sociales, la pobreza, falta de recursos sanitarios, educativos y el hambre.

En otra ocasión os hablaré del su último trabajo: “El niño de luz de plata”. Taller de lectura de Farsía, Smaracampamentos de refugiados de Tinduf– coordinado por él. La totalidad del dinero de la venta de este libro está destinado al proyecto Bubisher de la Asociación de Escritores por el Sáhara: red de bibliotecas públicas y bibliobuses.

“Palabras de caramelo” de Gonzalo Moure Trénor.

MOURE TRÉNOR, Gonzalo: “Palabras de caramelo”. Grupo ANAYA, S. A., 2002. Literatura Infantil y Juvenil. Colección Sopa de libros (a partir de 10 años). Ilustraciones de Fernando Martín Godoy. 76 páginas.

Nos sumergimos en la historia de Gonzalo Moure de la mano de un niño sordo de 8 años que vive en Smara, un campamento de refugiados saharauis en el desierto argelino.

Kori, que así se llama el protagonista, va a una escuela especial, con otros niños que tampoco son como los demás. Les enseñan hábitos sencillos para valerse por sí mismos y a dibujar todo lo que les rodea para poderse comunicar con los demás.

A Kori le encantan los camellos, él cree que estos animales hablan porque mueven los labios constantemente, como los hombres. Él no sabe que lo que hacen es rumiar.

Se trata de un bello cuento lleno de superaciones, de simbología, amor, ternura y amistad.

Gonzalo Moure con sus palabras plasmadas en el cuento, nos conmueve. Son palabras justas, precisas, llenas de sensibilidad, en suma, son “palabras de caramelo”, dulces, esperanzadoras y llenas de amor. Nos acercan a los valores humanos más básicos y necesarios para la buena convivencia, la Paz y la Felicidad.

Nos habla del respeto a los adultos, del esmero y cuidado a los niños, que se percibe en la madre de Kori, la maestra, su tío, el poeta.

Las ilustraciones son de Fernando Martín Godoy. Nos muestran la vida, personas, animales y costumbres del campamento saharaui como si estuviéramos en él. Con su expresividad, hablan por sí mismas. Son dibujos muy cercanos a la realidad y coherentes con la historia contada.

El 18 de octubre del año en curso, Gonzalo Moure Trénor, recibirá en acto oficial el galardón del Premio Cervantes Chico en su XXI edición, por su extraordinaria calidad literaria del conjunto de su obra como escritor de Literatura Infantil y Juvenil y, por su amplia, extensa y brillante trayectoria profesional.

El Premio Cervantes Chico se convoca todos los años por el Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Henares con la  estrecha colaboración  de la Concejalía de Educación.

En 2016 se concedió el premio a la escritora Ana Alcolea. En su día hice la reseña del premio. Os remito a la entrada de octubre 2016.

Ambos premios, el de 2016 y 2017, han sido otorgados siendo concejal de Educación, Diana Díaz del Pozo, muy implicada en el poder de la lectura para niños y jóvenes como enriquecimiento personal y cultural.

Y volviendo al cuento “Palabras de caramelo” de Gonzalo Moure, no os dejará indiferentes, os llegará al CORAZÓN.

“El abrazo del árbol” de Ana Alcolea.

ALCOLEA, Ana: “El abrazo del árbol”. Grupo ANAYA, 2016. Colección: “Sopa de libros”. Literatura Infantil y Juvenil. Ilustraciones de David Guirao. 80 páginas.

 

Ana Alcolea, Premio Cervantes Chico de 2016, por su trayectoria literaria. Premio que fue entregado el 20 de octubre en el Teatro Salón Cervantes del Alcalá de Henares en su XX Edición, por la Concejalía de Educación, Salud y Consumo, del Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Henares, siendo su concejal, Diana Díaz del Pozo.

Personalmente tuve el placer de saludar a Ana Alcolea, paisana mía, el día siguiente a la entrega del premio. Una mujer cercana, amable y risueña.

En 2011 le concedieron el VIII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil con “La noche más oscura“.

El libro que en esta ocasión quiero comentaros, “El abrazo del árbol”, es un homenaje a la superación de los miedos.

El protagonista, Miguel, tiene miedo a todo; a un árbol grande y aparentemente siniestro, lleno de raíces que sobresalen de la tierra amenazantes, con una abertura en el tronco que da paso al país donde no existe el miedo, pero Miguel no lo sabe. Únicamente sabe que ha perdido a su perro Gustavino, que sin permiso, traspasó la abertura del tronco y desapareció.

Miguel tiene que encontrarlo, y el amor a su perro, a pesar de sus miedos, hará que siga sus pasos. También tiene miedo a cruzar el río, porque no sabe nadar. Tiene miedo a las personas que no conoce, a las montañas, a la oscuridad… Para encontrar a Gustavino tendrá que descubrir y saber tres cuestiones fundamentales:

1. Que las luces se ven mejor en las oscuridad.

2. Que hay un país donde no existe el miedo.

3. Y dónde habita el miedo.

Ana Alcolea, cuida con mimo y maestría, el elenco de personajes que van desde un elefante amarillo hasta una anciana que le cambia el color del pelo.

Con este cuento, Ana, trata de curar nuestros miedos a través de la lectura de los libros: El miedo habita sólo en nuestros pensamientos…”. “Muchas cosas dependen exclusivamente de nuestra imaginación…”. “Hay que leer libros porque con las palabras harás volar tu imaginación. Te irás a los lugares que quieras, con quién quieras, y con el color de pelo que te guste más…”. “Y no tendrás miedo porque tendrás el poder de la palabra. Harás magia de las palabras y sacarás de ellas lo que desees…”. “Expulsa el miedo de tu cabeza y la llenarás de colores”.

 

Gracias, a David Guirao, por la ilustración de este cuento con dibujos llenos de color y de vida.

Gracias, Ana, por esta historia mágica que nos has regalado a los lectores. Besicos de colores.