Tag : no-supe-estar-a-la-altura-que-te-merecias

La carrera más dura de tu vida.

La carrera más dura de tu vida es una situación real y durísima que le tocó vivir a mi amiga en 2015 , fue concentrada en el tiempo, 4 meses, de mayo a agosto, con un total de 109 días, y de una fuerte intensidad, recluida en el hospital de Guadalajara con un tratamiento extremo que dejaba sus defensas a cero.

“Azucena, mi querida amiga con nombre de flor, mi compañera de natación, la vida es una caja de sorpresas, buenas y malas, esta vez te ha tocado lidiar con una mala etapa, pero como buena deportista que eres, esta carrera dura y trágica de tu vida la superaste llegando a la meta y obteniendo el trofeo que te mereces, seguir viviendo”.

Un linfoma muy agresivo, que llegó sin pedir permiso, a escondidas, cuando por sus síntomas todos pensábamos que se trataba de una fuerte contractura muscular.

Ingresaste en el hospital el 13 de mayo de 2015 y volviste a casa, a tu vida, con 24 kilos menos a finales de agosto del mismo año. El tratamiento fue intenso y duro, días de aislamiento con las defensas a cero, pinchazos, transfusiones, molestias, dolores…tristeza, angustia, recaídas, complicaciones, neumonía, UCI.

Por mi parte, tal vez no supe estar a la altura que te merecías, y por ello te pido perdón, me vine abajo, me hundí, me encerré en un único pensamiento: ¡Tú!, ¡lo injusta que era la vida!, ¡qué no podía perderte!, ¡qué no podías dejar de vivir aquellas experiencias que la vida aún no te había dado!, como son los nietos y otras muchas más; yo tenía a mi nieto, y esa experiencia maravillosa no te la podías perder. Me sumí en una gran tristeza, mi primer pensamiento al levantarme eras tú, y durante el día, y al acostarme también, intenté hacértelo saber a través de los mensajes de WhatsApp, no pasaba ni un día que así lo hiciera. Pero ir al hospital, no podía, en ocasiones estabas aislada y no debía ir, jamás me hubiera perdonado contagiarte un resfriado… y empeorar tu salud. Y otras,… no quería verte mal como estabas, me dolía profundamente, ¿qué hacía?, ¿llorar sin consuelo delante de ti?…pues, ¡vaya ánimos que os iba a dar!

Estabas en las mejores manos, por lo que doy las gracias a todo el equipo médico y sanitario del hospital de Guadalajara, tanto a nivel profesional como humano. Y le doy las gracias a tu marido, por estar ahí, por luchar, por quererte como te quiere, por no perder la esperanza, por aferrarse a ti que eres su vida. Gracias a esas hijas tan maravillosas que tenéis. Y sobre todo, gracias a ti misma por ser tan luchadora, tan campeona, por no privarnos de tu amistad y compañía.

¡Gracias, Azucena, por ser tan buena amiga, por estar ahí cuando te he necesitado!