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“¡Independencia!” de José Luis Corral

Corral, José Luis: “¡Independencia!“. Narrativas históricas. Ed. Edhasa, 2005.

Novela histórica, maravillosamente escrita. Dedicada al pueblo de Zaragoza, donde se relata la defensa de los Sitios de Zaragoza (1º en verano de 1808 y 2º en diciembre de 1808) en la Guerra de la Independencia.

El pueblo zaragozano, sin experiencia militar, ni armas, simplemente con carácter, tesón y tozudez, defendió su libertad ante la opresión del ejército de Napoleón para evitar la ocupación francesa.

A lo largo de la narrativa, los personajes históricos que aparecen nos acercan a las vivencias y el sentir del pueblo español en los días convulsos de principios del siglo XIX .

Carlos IV de Borbón, rey de España, abdica en su hijo y heredero, Fernando VII, y éste tras la reunión en Bayona, en abril de 1808, con Napoleón, renuncia al trono, y su padre se lo entrega a Napoleón, que se lo adjudica a su hermano José I , llamado por los españoles “Pepe Botella“, al que nunca quisieron como rey de España. Los españoles querían como rey a Fernando VII, llamado “El Deseado“(aunque fuera un rey nefasto).

Ante la exaltación de los madrileños por la ocupación francesa, el 2 de mayo de 1808, el general Lagrange ordenó a su compañía de fusileros que dispararan sobre la gente reunida en la plaza del Palacio Real. Al día siguiente, 3 de mayo, fueron fusilados varios centenares de personas en la finca de la Moncloa por los disturbios, estos hechos se propagaron llegando a oídos de todos los españoles.

Zaragoza fue un foco de rebeldía, enfrentamiento y defensa por su independencia, que José Luis Corral, trata magistralmente en esta novela que os recomiendo.

Los personajes históricos de ambas nacionalidades son muchos: mariscal Murat, general Lagrange, general Lefèvbre, mariscal Verdier… y españoles: general Palafox, los capitanes Daoiz y Velarde, condesa de Bureta, Sangenis, Basilio Boggiero (escolapio), Santiago de Sas (presbítero), María Agustín, Agustina Zaragoza y Domènech (catalana), que a partir de su contribución en el primer sitio de Zaragoza, fue nombrada sargento de artillería y llamada por todos “Agustina de Aragón“, Jorge Ibor, uno de los principales cabecillas que había apoyado la revuelta popular, ascendido a teniente coronel por sus servicios de armas y su lealtad al general Palafox, jefe de la compañía de escopeteros del barrio del Arrabal (único barrio en la época de la margen izquierda del río Ebro), murió poco después, de fiebres tifoideas, todos lo conocían como “el tío Jorge”.

En la novela se hace una descripción de los españoles, que me ha llamado muchísimo la atención que al leerlo, os daréis cuenta rápidamente, la descripción se produce en boca de José Bonaparte, en conversación con su hermano Napoleón, que os transcribo: “Pero el pueblo español, pese a su ignorancia y su carencia de educación, es terco y valiente, y amante de su independencia nacional, aunque esté sometido a prácticas feudales por una pandilla de nobles indecentes y una caterva de políticos corruptos. ¿Os suena de algo esta pandilla?, ¿acaso existe un paralelismo con la época actual?…..

Sigue la descripción: “….los españoles suelen ser muy sumisos con el poder”. En otra conversación, Napoleón le dijo a su hermano José: “Debes acabar con el feudalismo en España y con todos los males que acarrea: el omnímodo poder de la Iglesia que tiene sometidos a los campesinos a un régimen de temor insoportable, esa nobleza altiva, inane y cobarde que se ha olvidado de su país y de su gente, los latifundios agrícolas que impiden un desarrollo moderno de la agricultura“.

Entre los decretos emitidos por el rey José I, en los primeros días de diciembre de 1808 en Madrid, fue la disolución del Consejo de Castilla y el fin de la Inquisición, así como, abolir los derechos tradicionales de los señores y la terrible justicia feudal; todos los españoles, independientemente de su condición, serían juzgados por las mismas leyes y en tribunales civiles dependientes del Estado. Acabar con el excesivo poder de la Iglesia era otra de las obsesiones que rondaban de manera permanente por la cabeza de Napoleón.

Mi reflexión: “¡¡¡¡¡¡Qué pena de Independencia!!!!!!!!”. La novela extraordinaria, maravillosamente escrita.

Os recomiendo que no dejéis de leerla y sacad vuestras propias conclusiones. ¡Buen fin de semana!.